Cuando Luna quiere ser Sol
notamos en el cielo sensaciones intensas que arden como estrellas,
lágrimas que se evaporan en forma de nubes antes de caer al suelo,
miradas celosas de ojos cráteres
y deseos que afloran amarillos y naranjas como fuego solar.
Cuando Luna quiere ser Sol
la ardiente pasión se alivia con un baño de luz en el océano,
donde el reflejo torna a la noche en día,
tranquiliza las aguas revueltas
e impregna la sal marina en color plata.
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